jueves, 27 de diciembre de 2007


Nota de un trabajador:

Hay días como hoy en los que no quiero trabajar. Días como hoy en los que me muevo bajo la concepción cristiana del trabajo: ganarás el pan con el sudor de tu frente. Y así, la verdad, parece como si todo fuese un castigo, que es la continua sensación de hoy.


Menos mal que no me llego a creer mis pensamientos enfermizos. Menos mal que no acabo doblegándome a la pereza. Al fin y al cabo el trabajo aporta más cosas buenas que malas. Si consigues el trabajo que deseas, obtienes autoestima. Si trabajas en lo que te gustas, te produce satisfacción,...jejej.


Trabajar, además de cubrir las necesidades económicas también cubre necesidades afectivas. A la hora de trabajar, como en cualquier otro ámbito de la vida es muy importante tener en cuenta los aspectos psíquicos de la persona.

Los sentimientos y los afectos, tanto en la vida laboral como en la personal, en ocasiones, interrumpen las relaciones. Por eso que muchas veces se trata de que "me va mal el trabajo", de que "tengo un jefe muy dictador", de que "tengo unos compañeros un poco trepas". Lo que hay detrás de todo esto en numerosas ocasiones son "putadas" mayores.

La mayoría de los afectos existentes -ya sean celoso, envidias, rencores, odio, amor, deseo, etc.- pueden mostrarse de una manera consciente, pero muchas veces, tales afectos no se manifiestan sino bajo la forma de equivocaciones donde hago fracasar al otro, errores que llevan a cuestionar la efectividad de un socio… Equivocaciones tras equivocaciones que a la larga deterioran las relaciones.


Conclusión: la clave de un buen trabajo es aprender a saberlo llevar dia tras dia.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente estas haciendo un blog realmente guapo.Sigue asi.bs