sábado, 29 de noviembre de 2008

Casado con mi vida




Decido Yo

Peligro, hoy me ronda por la cabeza unas conversaciones que tuve con un amigo tomando una cerveza, y que por mas lo pienso mas difiero en todo lo que él pensaba.

No sé por qué, tenemos la tendencia de “clasificar” a la vida. “La vida es una porquería”. “La vida es maravillosa”. “La vida es un asco, es una lucha, es una juerga, es un valle de lágrimas”. La vida simplemente es, sin más.


Ni siquiera muchas veces es lo que hacemos de ella. A veces, las cosas nos vienen dadas, a veces por mucho que luches o te merezcas una cosa, no vas a conseguirla. La vida no es injusta, ni justa. Es lo que hay y lo que tenemos, ni más ni menos, y nuestra es la percepción que hace que la veamos de una determinada forma, incluso nuestra es la percepción de la historia a la que llamamos “nuestra” vida. Pero como nosotros somos los guionistas de nuestra propia vida, podemos elegir, de la nuestra y de las de los demás (no olvidemos que todos los que nos rodean son secundarios, algunos de lujo, pero secundarios al fin y al cabo, en el reparto en el que se convierte la obra de nuestra vida), podemos elegir, decía, las escenas que queremos resaltar o las que queremos olvidar.


Aquí entra en juego el temperamento de cada uno y lo que para uno puede ser un episodio doloroso y que le hunda en la miseria de por vida, para otro puede ser una ocasión de renacer de las cenizas. Pensemos en dos personas con una enfermedad degenerativa incurable: uno puede decidir que la vida así no merece la pena ser vivida, otro en las mismas circunstancias decidirá aprovechar lo que la vida le ofrezca, sea mucho o poco.


Por supuesto, el entorno en que se mueven puede influir, pero las circunstancias básicas son las mismas, cada uno decide qué hacer con ellas. Lo principal de todo es que en la vida no hay respuestas buenas o malas. Nadie es quien para enjuiciar las decisiones de otra persona (el celebre dicho de “ponerse en los zapatos de otro”), lo que no quita que a veces sea útil, o saludable que alguien te dé su consejo (en cambio, lo que si creo es que tenemos todo el derecho es a “opinar” sobre la vida de otras personas, pero siempre desde la base que mi opinión puede valer lo que un rublo en América. Nada).


¿Quiero decir con esto que no hay que luchar por lo que uno quiere, que hay que “conformarse” con lo que la vida te da?... Pues sinceramente, creo que esa es la opción que cada uno tiene en esta vida. A veces, luchas con todas tus fuerzas por algo, y te quedas sin ello, y te sientes frustrado. Otras, luchas por algo y no lo consigues y te quedas en paz por haberlo intentado; a veces luchas por algo con tantas fuerzas que crees que pierdes otras cosas al lograrlo, pero compensa. Otras veces, consigues lo que quieres y sin embargo te sientes fracasado. El nivel siempre, siempre, siempre, lo ponemos nosotros mismos. La vida se dedica únicamente a ponernos días sobre las espaldas y peso en el alma, el cuál trato tirardo por la borda y limpiarla, que para eso tengo quien me ayude. Lo sé afortunado uno.


Pienso que la medida del éxito o el fracaso es única y exclusivamente nuestra, lo malo es que a veces la cedemos a terceros para que al mirarnos en su espejo valoremos nuestros logros. Pero esa es otra decisión que tenemos que tomar nosotros mismos, a quien cedemos el poder de juzgar nuestra vida.Y tampoco creo en las opciones abiertas, en “que hubiera sido de mi vida si...”.


En cada momento, tomas una decisión u otra, a veces una decisión te lleva a otra sin poderlo evitar, en otras ocasiones tienes el privilegio de poder escoger. Pero cada pequeña decisión cambia totalmente el mapa en el que nos movemos, cambia las direcciones y las coordenadas. Una vez ha pasado un día, es un día en la historia. Podemos luego con suerte rectificar si algo ha salido mal (pero incluso esto no nos devuelve al punto de partida, sino a otro punto distinto al que ahora estamos), o analizar lo que ha pasado y sacar conclusiones que con suerte podrás utilizar en otra circunstancia.


Pero pensar “que habría pasado si...” es algo totalmente irreal, puesto que si te lo planteas, es que ya no puedes estar en esa circunstancia, y carece de todo valor práctico cualquier reflexión. No estás ahí, no eres la persona que hubieses llegado a ser si hubieses tomado esa decisión. Y tu reflexión tiene el mismo valor que un rublo en América. Nada. Javi, me quedé con la copla.


Y eso me lleva a la reflexión final, a los célebres 1440 minutos que tenemos cada día y en los que todos pensamos ahora gracias a los milagros de la publicidad. ¿Realmente es así?... ¿Tenemos la opción de decidir cada día que hacer con esos minutos? ¿Si no los aprovechamos todos y cada uno, estamos perdiéndolos? ¿Tenemos que ser conscientes de cada uno de esos minutos, de esos 86400 segundos para vivir la vida a tope? Una vez más, la decisión es de cada uno.


Personalmente, prefiero que cada día me traiga un minuto de calidad, uno sólo que 1440 apurados conscientemente. De todas formas, la guionista de mi vida soy yo mismo, yo quiero decidir si elijo un minuto, dos o ciento cuarenta para que pasen a formar parte de la película de mi vida. Es mi único privilegio por el hecho de ser persona, la única decisión que la vida de verdad me concede, no cómo quiero ser recordado, sino como quiero yo recordarme a mi mismo.


Y ese es el único privilegio que no pienso ceder a nadie.

1 comentario:

Miño dijo...

UN DIA NORMAL


Hoy es un día normal pero yo voy a hacerlo intenso

Hoy puede apagarse el sol pero no la luz de mi alma

En un día como hoy caminaré más despacio

En un día como hoy defenderé mi verdad

En un día como hoy te amarraré con mis brazos

En un día como hoy

Porque nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

Lamentablemente nunca vuelve

No importa en donde estés yo desde aquí te besaré en mis sueños

Mi sangre arderá por ti hasta que se pierda por tu cuerpo

En un día como hoy caminaré más despacio

En un día como hoy defenderé mi verdad

En un día como hoy te amarraré con mis brazos


En un día como hoy

Porque nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

Lamentablemente nunca vuelve

Juanes.