
Inmaculada Decepción.
Felices de los que no desean nada, ya que nunca sufrirán decepciones.
¿Acaso todo el que desea algo juega a perder? ¿Es cierto que mientras más difícil sea conseguir lo que deseamos, lo deseamos con mas ardor?.
Desear es necesitar algo tan desesperadamente que es casi imposible pensar o imaginar otra cosa que no sea una forma de satisfacer ese deseo. Además el deseo es necesariamente alimentado por la imaginación, ya que el deseo no cabe en los límites de la razón.
¿Es tan terrible la desesperación que causa el deseo?
¿Si lo es, por qué la buscamos?
¿Y después qué?
La desesperación es más bien como el hambre que uno siente mientras uno prepara una cena muy cuidadosamente... uno tarda bastante, pero al saborear... ¿valió la pena?
A veces. Por el contrario, es mucho peor el vacío de no desear nada, ya que al tener algo por que luchar (el cumplimiento del deseo), por más que duela, le da un significado a nuestra vida.
La vida en ese momento tiene el fin de satisfacer el deseo. Claro que hay otras formas de darle sentido a nuestras vidas, pero esta es de las más fáciles, y de las menos trágicas. Al dejar de desear algo, de luchar por él, nuestra vida pierde ese significado, dejándonos con un hueco el cual hay que llenar.
Pero los deseos satisfechos nos traen satisfacciones.
¿Cual es mayor?
Creo que mientras más sufra uno, más apreciará los momentos de felicidad, y viceversa.
El que no desea nada no sufre decepciones, pero tampoco satisfacciones.
Está más allá del deseo y la decepción.
¿En realidad es feliz? No es feliz, pero tampoco desdichado. Más bien se aburre de lo lindo. ¿Entiendes qué es mejor? Parece que no importa uno qué camino escoja, la balanza de dicha y dolor siempre quedará balanceada.
Depende del espíritu de cada quién cuál se nos acomode mejor.
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